miércoles, 17 de junio de 2009

DISCURSO DE COPARMEX EN OIT


Sr. GONZÁLEZ SADA (empleador, México)
Vivimos tiempos difíciles de penurias para millo-nes de personas, pero también de alternativas abier-tas. Si así lo vemos, y logramos estar a la altura, puede ser un período de regeneración para impulsar un desarrollo verdaderamente sostenible. No se trata de ser alarmistas sino de asumir el desafío con luci-dez, apertura, coraje y sensatez.
Desde la perspectiva de la Confederación Patronal de la República Mexicana, como representantes de los empleadores mexicanos, consideramos que tanto en nuestro país como en el mundo es necesario se-guir un camino de dos pistas. La fórmula se aplica, incluso, para cada empresa, en su contexto particu-lar, y entendiendo a la empresa no sólo desde el punto de vista de negocio, sino como proyecto de vida común para trabajadores y empleadores.
La primera pista es la del escenario inmediato, donde debemos responder con sentido de urgencia.
Aquí pensamos que la intervención del sector público a nivel global, y en cada país, sí es indis-pensable para que los mercados recuperen su dina-mismo. De hecho, es una responsabilidad de los gobiernos.
Estamos en una coyuntura que amenaza la viabi-lidad de millones de empresas.
No hay razón para ver en ello un error congénito en los principios democráticos y de la economía de mercado. De hecho, de lo que se trata es de aprove-charlos oportunamente, porque no hay ningún me-canismo mejor para resolver las cambiantes necesi-dades políticas y económicas de las personas.
Tenemos, como símil, una presa que se está des-bordando y no puede arreglarse solamente con di-ques o remedios provisionales. Necesitamos trabajar en su estructura para que pueda servirnos por mu-chos años más. Esa es la segunda pista, y ahí consi-deramos que hace falta trabajar muchísimo más.
No podemos ver la crisis de manera aislada. Co-mo en la química, es un elemento que está haciendo reacción sobre un compuesto que no funciona co-rrectamente.
En México y en América Latina, la crisis nos tomó por sorpresa en una época de transición. No hace mucho que los principios democráticos y de libre mercado comenzaron a asentarse en la práctica y con bases sólidas en nuestros países.
Como en toda transición, las oportunidades y las esperanzas corren paralelas a las amenazas de re-gresión y a los dolores naturales que los cambios traen consigo. Ahí siempre hay un caldo de cultivo propicio para el oportunismo político, llámese de izquierda o de derecha.
Ahora el riesgo es mayor. No permitamos que ese populismo confunda y lucre con la crisis. Lo que tenemos que hacer es quitarle a la democracia y a la economía de mercado el lastre y los obstáculos que no la dejan actuar.
Si no somos capaces de hacerlo, no nos extrañe-mos de que ganen terreno una corriente de oportu-nismo populista, o las ideologías que ya han demos-trado sus riesgos y limitaciones.
El debate sobre estos puntos, en América Latina, es real. De hecho, como organización empresarial, queremos refrendar nuestra solidaridad y respaldo a las asociaciones hermanas que están luchando por los canales legales para defender la democracia y la libertad de empresa en sus países, como en el caso de Venezuela.
México no es la excepción: hace apenas tres años vivimos un escenario muy complicado de polariza-ción que aún no hemos superado del todo. Hay de-mandas sentidas y legítimas de la población de me-nos recursos que no se han resuelto por décadas.
Aunque la situación es delicada, nuestros países están en mejores condiciones para resistir y eso se debe, en gran medida, a los avances democráticos y económicos. Ahora hay que dar no un paso, sino un salto para consolidar esos cambios, y creemos que eso se aplica a nivel global.
Hay que rechazar el proteccionismo y el populis-mo, pero dando el salto definitivo para, por ejem-plo, sacar adelante las negociaciones de la Ronda de Doha, dar el salto que se requiere para hacer una globalización más humanizada, sustentable e inteli-gente.
Hay que poner como prioridad a las pequeñas y medianas empresas, así como impulsar la educación de calidad, la capacitación, el desarrollo tecnológico y la innovación, tanto a nivel de empresa, como de sindicato y gobiernos. Hay que ver en las tecnolog-ías verdes una gran oportunidad de estimular la economía.
Las empresas deben apostar por la innovación, pe-ro también por la responsabilidad civil. Hay que promover el empleo digno, el estado de derecho y la economía formal sobre la ilegal, así como trabajar mucho sobre el tema de la desregulación y hacer las reformas necesarias para adaptar nuestras econom-ías a las nuevas realidades.
Per ejemplo, en vez de inhibir el empleo, tenemos que crear un marco legal que aproveche las posibi-lidades que hoy abren las nuevas tecnologías y las circunstancias demográficas de cada país.
La otra alternativa es tender puentes para ir hacia atrás. No lo permitamos. Hoy, los países, los em-pleadores, los trabajadores, las organizaciones y la sociedad en general tenemos el reto de encontrar sinergias para reforzar las bases del desarrollo y progreso humano.

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